YA ES PRIMAVERA EN ALGÚN SITIO MÁS QUE EN LOS GRANDES ALMACENES. Concierto de 84. Sala Costello. Madrid 25 de marzo

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Pues si tunantes: YA ES PRIMAVERA. Y a tan rotunda afirmación he podido llegar yo solita con mi propio mecanismo. Bueno, miento, me ayudaron ayer los chicos de 84 que me invitaron expresamente a la inauguración de la Primavera a la que han dedicado desde el pasado 21 de marzo cuatro conciertos distintos y únicos, con cuatro formaciones y repertorios diferentes y solo para 80 personas cada uno. Enresumiendo: cuatro lametazos. Qué fino, elegante, exclusivo y cabalístico que es todo, oiga. Afortunadamente (o no) yo solo me pasé por el último de ellos. Como presentaban asimismo su último video, el de Tormenta Sideral (canción para la cual en el concierto se hiceron acompañar de Sergio de Preciados, ya sabéis, el que les enseñó a tocar la bandurria?????) le eché un vistazo antes de irme para la sala para entrar en materia pero, maaaaaaaaaaaaaaaal, porque me llenó de prejuicios tipo “vaya panda moñas que me han mandao a ver un domingo a las siete de la tarde, estonoestápagao”. Hice de tripas corazón, me hice una trenza, me puse una flor en el pelo, cogí la cazadora vaquera,  metí mi nikon en modo sobreexpuesto en mi cesto de paja y, además de ir muy trendi, me mimeticé perfectamente con el ambiente setentero  upperside que por allí se respiraba.

La exclusividad de este cuarto concierto consistió en invitar a numerosos mangurrianes a tocar con la chavalada o lo que viene siendo armar un colegueo fino no, finisisisismo. Efectivamente y sí, para aquellos que conocéis la Costello hubo momentos en los que estaban más apretujaos en el stage que yo entre el público rabiosamente juvenil, pero exclusivo, que allí se congregó.

Me gustaron y mucho, todoseadicho. Es decir, frente a su declaración de intenciones de ”Prometemos no defraudar a los incondicionales, convencer a los escépticos y sorprender a los neófitos”, hete aquí a una neófita sorprendida. Especialmente a destacar su Burdel de sirenas donde todos entran sin pagar (ah no, calla, que solo entran los que pueden pagar y tienen mucha soledad) que gana muchísimo en directo y porque siempre he sido muy de sirenas (aunque sean de charca)  y de frejkas.

No sorprenderé a nadie si afirmo que los 84 no son de Brooklyn ni tan siquiera de Baltimore (no hay más que verlos, la verdad), como todo lo que huele y rezuma a folky últimamente, pero he de confesar que, a parte de que he vivido, me conquistaron en esa tarde de domingo soleada con sus panderetas pues, como ya sabréis, para esta vuestra RubiaK, donde esté una buena pandereta que se quite cualquier zambomba. Por cierto, gracias a estos gambiteros ya sé de otro instrumento que podría tocar si finalmente convenzo a alguna banda… LAS MARACAS (qué gonicas las que lució ¿Jaime? en una de las canciones).

Y otracosicatevoyadecir: esa languidez del video de La hierba bajo el asfalto con su guitarrita rinkirinki no apto para chicas mayores de 20 años también gana sobremanera cantada y tocada en vivo y en directo para lo que, en esta ocasión, contaron con Álvaro de Right Ons. A destacar también la versión del California waiting de los Kings of Leon que Enri destrozó bien a gusto, quien, por cierto, le vi con un soltar de guitarra muy fácil ante el primero que osara subir por el escenario. Hablando de versiones, tampoco podía faltar una de las bandas por excelencia del  70’s Show: Big Star y ese I’m in love with a girl que hizo mover esos ejércitos de piernas y faldas femeninas que tanto les gusta a estos chicos. El tequilero Josu García fue otro de los elegidos que también se paseó por el escenario en su calidad de padrecolegamigodetó y al que Enri le cedió presto la guitarra a cambio de mi ansiada pandereta.

Más invitados: Pablo Antelo les acompañó en Antes de Ayer y posiblemente cerrase el concierto una canción de las grandes en las que los chicos de 84 estarían acompañados por Leiva pues por allí le vi pululando en los momentos previos al concierto. Pero no pude quedarme hasta el final. Joer, era domingo, el finde muuuuuuuuuu corto y el lunes se presentaba complicao.  Pero me fui con pena porque me hubiera gustado haberme quedado por allí a ver si es verdad que les gusta tanto jugar a levantar las faldas de las chicas pijas aunque me parece a mí que al final, el que verdaderamente resuelve es el baterista rubito con camiseta ghostbuster y con cara de bueno que casi nadie vio ni sintió y que como todo los bateristas sería el único que al final triunfara esa noche. En cualquier caso me parece fatalllllllllll que se empeñaran en pregonar a los cuatro vientos y repetir a la saciedad (calculo que unas cuatrocientasmil80omás veces) que estaban de resaca. Yo también, caguentó y no estuve llorando por ahí como una nenita. Menos mal que la Primavera ha venido y ya sabemos cómo ha sido:

Por fin vi el cielo abrirse sobre Madrid
Las nubes ya se alejan y dicen adiós
A este largo invierno
Vuelven a abrir las heladerías,
hay trovadores en cada esquina
la gente se bebe sus cañas
en las terracitas de Tribunal….

¿LA GALLINA O EL HUEVO? Concierto de PERRO VIEJO. Sala Irish Corner. Madrid, 23 de marzo

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En eso consiste el avance de la humanidad, en resolver los grandes misterios que nos rodean. Pero hay uno elemental que sigue sin resolverse y ese es el de qué vino primero, si la gallina o el huevo. Prueba fehaciente de que sigue sin resolverse esta gran incógnita fue el concierto con el que  una vez más nos deleitaron los Perro Viejo en su interminable y cada vez más decrépita gira que ya viene durando 15 años (digo yo que alguien debería comprobar si este lamentable hecho es inscribible en el libro de los Guiness y al menos este desgate inútil de estos chicos casi adultos no quedaría en balde).

Fer destrozándome el Heroes, para variar.
En la noche de autos, el Expediente X aún sin resolver, provino del hecho de que aún hoy en día es dificil determinar qué vino primero, si el desfase de un público enfervecido (bien sabe diox si por el consumo irresponsable de alcohol o, elemento extraño, porque realmente le encantaba lo que estaba escuchando) o la pérdida de papeles de una banda sobrepasada por la inusitada reacción de un público que por regla general no da ni una sola vez las cuatro palmadas a tiempo en el Wild Rover. El caso es que como los espontáneos que salen de repente en pelotapicá en un acontecimiento deportivo, en un momento que me cuesta recordar (menos mal que decía aquél que no nos estaban dando garrafón...) el público saltó al escenario-biblioteca, se hizo fuerte y ya no hubo quién les echara de ahí. El momento álgido fue una vez más protagonizado por ese tímido guitarrista que se crece y se dispersa con ese siempre muy sentido Sweet child of mine. El Slash, un aficionao a su lado aunque todo el mundo y sin embargo amigo se le hinchaba la boca al afirmar sin ningún atisbo de rubor y hasta la saciedad "en su vida se ha visto David así" al observar qué locas se volvían el grupo de féminas que le rodeaban como si se tratara de un stripper mulato en una despedida de solteras. Ten amigos para esto. Qué sabrán los pobrecicos.

Una rubireflexión de las mías: ¿por qué levantamos y mecemos de un lado a otro los brazos cuando nos gusta una canción? El caso es que, dado que mis manos nunca estaban vacías gracias a la suma incontable de copas que un chico muy simpático no dejaba de facilitarme (yo creo que el tunante quería algo), he de decir en mi defensa que esos copazos los dejé en las camisas de las personas que me rodeaban y no me los bebí en un par de tragos tal y como me acusan después algunos desalmados sin escúpulos.

Bien cierto también es que en el gospeliano Little help from my friends a lo Joe Cocker negruno que borda Paco (que fue, de lejos, el más vitoreado pacopacopacopacopacoooo por esa multitud ya desatada) vertí mínimo otras dos rondas de copazos más en plena exaltación de la amistad. Y la muchachada también apreció y flipó en esa cada vez más descontralada subida de desaforada incontención anímica con los gorgoritos bien orquestados de los Perrunos en el Bohemian Rapsody.

Esa noche no puede por tanto resolver si fue antes el público (la gallina) o la banda (el huevo, que por mucho que se empeñen en gritar, no son una American Band si no que su vida tanto personal como de la otra se desarrolla mayormente en el más modesto Corredor del Henares)  pero sí pude comprobar que se puede hacer de todo con una copa en la mano. No obstante una noche de esas de "NoSinMiCopa" te puede salir cara oyendo canciones como el Whiskey in the jar puesto que el mismo tiende por regla general más a irse al floor que a quedarse propiamente en la jarrrrr.

En resumiendo: los Perro viejo son una banda de covers muy francamente cuyos conciertos pueden en ocasiones terminar en una desaforada demonstración por parte de la banda y del público de que la vida son dos días y al que no le guste que se quede parao o se peine patrás.  Pero ya se sabe, oiga, tal y como reza su web, "si usted se encuentra en una situación delicada, harto de la pachanga de las fiestas, del panorama discográfico o de los "hits" del momento, quizás pueda contratarlos". Eso sí, lo peor del concierto: que el baterista en un momento de distracción y debilidad por mi parte y muy a traición, cuando el concierto ya hacía horas que se había acabado y a los camareros ya no les quedaba más que barrernos los pies a ver si así nos íbamos a nuestra santa casa de una fukin vez, me llamó CHALÁ. ¿Chalada yo? Qué desfachatez.